Mujeres constructoras: herramientas para la auto-construcción

El proyecto “Mujeres constructoras” pretende mejorar y diseñar la vivienda desde una perspectiva de género, incidiendo en las dificultades que han encontrado las mujeres en las diferentes experiencias de mejoramiento de su vivienda. Desarrollado en el corazón del Conurbano Bonaerense en Argentina, desarrolla talleres que dotan de herramientas para la auto-construcción a mujeres. Con el respaldo de Madre Tierra, organización con extensa experiencia territorial en la lucha por un hábitat justo, cada vez más mujeres en los barrios desafían roles y estereotipos y levantan ladrillos en un área tradicionalmente masculina.

Madre Tierra hace más de 30 años trabaja en diferentes proyectos para mejorar las condiciones de hábitat, entre ellos se encuentran los Fondos Rotativos de Microcrédito  para el mejoramiento de viviendas.

Las mujeres de las comunidades son quienes mayormente participan de esta experiencia y promueven la terminación, ampliación y redificación de sus casas. Son quienes sostienen el funcionamiento del espacio grupal barrial, diseñan participativamente sus viviendas junto con las técnicas de Madre Tierra (Consultorios de Hábitat) de acuerdo con las necesidades del grupo familiar, averiguan presupuestos y realizan la compra de materiales. Una dificultad reiterada para llevar adelante las mejoras es la mano de obra, ya que ellas no cuentan con este saber en muchos casos y/o sus parejas tampoco, o estos no disponen de tiempo o voluntad para realizarlo y cuando lo realizan muchas veces no respetan las decisiones sobre el diseño de la obra tomadas colectivamente. Muchas veces también deben contratar la mano de obra significando un alto costo o simplemente los materiales quedan acopiados en un rincón del patio, se malogran, se pierden y el esfuerzo realizado no repercute en una mejora, sino que se vuelve una frustración más.

Estas Mujeres tienen características comunes:

  • viven en zonas urbanas;
  • son jefas de hogar o constituyen hogares monoparentales;
  • la mayoría tiene un promedio de 3 a 4 hijos e hijas;
  • más del 50 % han sufrido violencia por parte de pareja o expareja;
  • viven en condiciones de vulnerabilidad económica y habitacional.
  • Los ingresos que perciben son precarios debido a que la mayoría se dedica al trabajo en casas particulares, empleo poco regulado y por lo general informal pero que les permite dividir sus tiempos entre las tareas de cuidado y las tareas productivas.
  • Las condiciones habitacionales son deficitarias ya que aunque  han tenido la posibilidad de acceder a un terreno, donde establecerse y así empezar a cambiar su realidad, no cuentan con los recursos suficientes, ni técnicos ni económicos, para llevar adelante la construcción y la mejora de su vivienda.
  • La mayoría vive de manera muy precaria en casillas de madera, sin acceso a los servicios básicos, y con altos índices de hacinamiento.

Las mujeres protagonistas en la lucha por el derecho relativos al hábitat

La lucha por mejorar las condiciones del hábitat ha tenido como principales protagonistas a las mujeres, son ellas las primeras en buscar estrategias colectivas que lleven justicia a sus territorios.

La cultura patriarcal a través de mandatos y estereotipos de género asigna diferentes roles en la sociedad a hombres y mujeres. Estos roles influyen en la designación de las tareas productivas y reproductivas, incide en el tipo de habilidad o destreza que se permite desarrollar a las mujeres.  La construcción es una actividad asociada a la fuerza física que desde una mirada biologicista estaría asociada al hombre y vedado para las mujeres. A estas, les corresponderían oficios y profesiones ligadas al cuidado, sensibles, a la escucha (enfermeras, maestras, etc.) como condición “natural” femenina.

Deconstruir un mandato, un estereotipo es iniciar un proceso revolucionario en la vida de las mujeres. El proyecto de “Mujeres constructoras” tiene por objetivo el mejoramiento y diseño de la vivienda desde una perspectiva de géneros, incidiendo en las dificultades que han encontrado las mujeres en las diferentes experiencias de mejoramiento de viviendas. Para ello el proyecto propone:

  1. Capacitar en técnicas básicas de construcción y ejecución práctica en las viviendas, para llevar ellas mismas adelante las obras
  2. Promover y fortalecer la participación en igualdad de las decisiones a tomar, a pesar de que sea el varón quien construya.
  3. Reflexionar y sensibilizar sobre los vínculos intrafamiliares y comunitarios  desde el Feminismo Popular.

¿Dónde se desarrolla el Proyecto?

El proyecto “Mujeres constructoras” se desarrolla en dos Distritos de la zona oeste del conurbano bonaerense Morón y Moreno.

Distrito de Morón: Forma parte del segundo anillo de urbanización, es un distrito consolidado, su población es de 321.200 hab. En la zona sur se encuentran concentradas las barriadas populares, muchas de ellas surgidas en los años 80, como asentamientos informales, hoy integradas a la trama urbana. Son barrios de casas en proceso de construcción, con un alto porcentaje de hacinamiento, en cada vivienda conviven dos o más grupos familiares. Madre Tierra desde el año 2010  ha venido trabajando con la agrupación interbarrial MIHES Hábitat Joven, integrada por los barrios, 20 de junio, Barrio Blanco, San Francisco, San Juan y también la participación abierta a otros barrios.

Distrito de Moreno: Forma parte del tercer anillo de urbanización, es un distrito en consolidación, su población es de 600.000 hab.  Una de las localidades más empobrecidas del Distrito es la de Cuartel V, se encuentra alejada del centro de Moreno y desde el año 2010 en este territorio se desarrollaron más de 30 asentamientos informales sobre tierras privadas.  El Barrio 6 de Enero surge des esta manera, luego de mucha lucha, también llevada adelante por mujeres, la tierra fue comparada por el Estado Provincial para la realización de un Plan de lotes con Servicios para 380 familias Una vez conseguida la tierra, las mujeres avanzaron en la búsqueda de alternativas para construir o mejorar sus viviendas.

En este contexto se enmarcan los siguientes testimonios:

Jesica Velazquez – Centro Barrial Lo de Olga

Soy Jesica de Barrio San Juan y a partir de los talleres de mujeres constructoras pude avanzar en muchos arreglos en mi hogar y así vivir en un hábitat digno, me encontré con otras y ese encuentro fortalece y hace de motor ante tanta desigualdad, nos hace fuertes!!!

 

Virginia Robles

Soy Virginia del barrio El Ombú ,  la mayoría de las veces son las mujeres  están solas necesitan mano de obra y no la pueden pagar y estos talleres nos dan la posibilidad de aprender y poder utilizarlo en nuestros hogares e incluso tener una salida laboral , seria bueno poder replicarlo en otros barrios ,porque a veces con pequeñas mejoras podemos tener un hábitat más saludable para todes.

Analía Saez – Promotora Barrial- Agrupación MIHES hábitat Joven

Soy Analía del barrio 20 de junio, más conocido como Santa catalina desde el 2004 me involucre con el barrio para poder colaborar en las mejoras barriales ya sea juntando firma para conseguir el agua, el asfalto ,la extensión de la red de gas junto con Esperanza una vecina y Madre Tierra una asociación civil,  también pudiendo otorgar créditos con fondos rotativos con el compromiso tomado por los vecinos de su devolución en cómodas cuotas de a poco y entre todas ayudamos a los vecinos a mejorar sus viviendas y así su calidad de vida.

Carolina Lazzarini – Arquitecta -Área Técnica-Madre Tierra:

En el barrio 6 de Enero se realizaron 12 jornadas que en principio debían ser de 4 horas pero casi siempre se seguía hasta finalizar el trabajo que veníamos realizando. Los temas que vimos en cada taller fueron el armado de hierros para bases, columnas y vigas, encofrado, llenado de hormigón para estructuras, levantar paredes con diferentes ladrillos, revoques hidrófugos, revoques gruesos, colocación de cerámicos y conceptos básicos de electricidad.

La idea del taller es ir aprendiendo mientras hacemos comunitariamente y que el mismo grupo, en algún momento ya sin la necesidad de la capacitadora, pueda ir rotando por las diferentes viviendas formando un grupo de trabajo que avance en la construcción de todas y cada una. Y en lo posible sumando a otras mujeres. La experiencia de todos nuestros barrios nos dice que en las malas la salida siempre es lo comunitario y la organización.  

No fue fácil, hay mucho prejuicio y reticencias en los barrios, es el patriarcado instalado en la comunidad ,   éramos unas pocas, pero estamos seguras que vale la iniciativa, porque pudimos avanzar y porque otras se van queriendo sumar. Sabemos que hay muchos ojos mirando, sabemos que llama la atención y eso es parte del objetivo. Nos miran sorprendidos los hombres de la obra de enfrente, nos ven los que pensaban que no íbamos a poder porque ellos eran insustituibles, pero podemos. Y nos miran las mujeres que se sienten tentadas e invitadas a ocupar un lugar que pensaban que no podían ocupar.

La mujer puede, y más si es con otras mujeres, construir su casa. Y sobre todo puede pensar y decidir la casa que quiere habitar.