Lecciones y experiencias de África, América Latina y Oriente Medio sobre la aplicación de un enfoque de género a las cuestiones urbanas y territoriales
La desigualdad y la marginación por razón de género en todos los rincones del mundo es un hecho. Así lo indica el último informe de ONU Mujeres que revela cómo las niñas y mujeres, en el contexto de la pandemia, han sufrido de manera desproporcionada las consecuencias socioeconómicas del COVID-19. Esta brecha persistente ha hecho que se preste atención al desarrollo y la adopción de enfoques de género en cuestiones urbanas y territoriales. Se trata de esfuerzos en muchos casos liderados por la sociedad civil, para provocar cambios en las cuestiones que aumentan la vulnerabilidad de las mujeres, especialmente en las zonas urbanas informales, y que varían en cuanto a escala, recursos y compromisos.
Con el objetivo de aprender e intercambiar diferentes prácticas de este tipo que pueden ser fuente de inspiración para otros-as, surge la iniciativa espacios de aprendizaje mutuo (HIC Co–learning Spaces), de la Coalición Internacional del Hábitat (HIC). Se trata de una iniciativa que se desarrolla a través de encuentros periódicos que reúnen y facilitan diferentes Miembros de HIC provenientes de diferentes contextos. Gracias a ello, organizaciones sociales y de base de todo el mundo construyen fuerza social a través del intercambio de estrategias educativas y de incidencia política, relacionadas con diferentes temáticas, siendo una de ellas los enfoques feministas del hábitat.
El Movimiento de Mujeres por el Derecho a la Tierra celebra el Día Internacional de la Mujer 2021 en Nairobi. Créditos:Pamoja Trust, 2021
¿Por qué enfoques feministas del hábitat?
Con una tasa de urbanización en rápido aumento, más de la mitad de la población mundial vive actualmente en ciudades y zonas urbanas. Las ciudades -especialmente en el sur global pero no únicamente- se caracterizan por la concentración de importantes desigualdades. Las diferencia de oportunidades para la población ha llevado a la formación y el crecimiento de los llamados asentamientos informales, que no son otra cosa que barrios hechos por la gente, pero en los que los-as habitantes se enfrentan a una serie de retos socioeconómicos que incluyen el acceso a la tierra y a la vivienda y la falta de acceso a servicios básicos.
La dura realidad de la desigualdad de género se manifiesta con fuerza en los asentamientos o barrios informales, donde generalmente la población corre más riesgo y son considerados como ciudadanos-as de segunda: mala calidad estructural de la vivienda, hacinamiento, ubicación en lugares peligrosos y tenencia insegura. Aunque los llamados asentamientos informales acogen a comunidades en situación de vulnerabilidad en general, las mujeres y niñas suelen soportar la carga adicional ya que la desigualdad de género se sigue viendo acentuada. Esto se debe a menudo a la interseccionalidad provocada por la edad, el estado civil, la condición social, el origen étnico, la religión, la discapacidad y los ingresos.
Como contrapoder, las ciudades también generan iniciativas colectivas positivas y transformadoras, que se dan en varias partes del mundo para incentivar un enfoque feminista del hábitat. Muchas son protagonizadas por mujeres y diferentes tipos de grupos sociales organizados, que llevan décadas impulsando experiencias que pretenden crear ciudades y barrios más inclusivos.
Amplificando la voz de la mujer pobre en zonas urbanas de Kenia; el caso del Movimiento por los Derechos a la Tierra de las Mujeres de Kenia (WLRM)
Si viajamos a Kenia, las mujeres suelen enfrentarse a muchos retos. Uno de ellos surge de la cultura y las actitudes respecto a los roles y normas de género, especialmente en relación con la tierra y el hogar, que empeoran aún más la situación ya que inhiben la participación, el liderazgo, la toma de decisiones y la seguridad de las mujeres, entre otras cosas. La larga historia de desigualdades e injusticias relacionadas con la tierra se ha visto agravada por la falta de conocimiento, comprensión y concienciación de los derechos a la tierra de los que gozan las mujeres, así como por la constante falta de participación femenina en la toma de decisiones a nivel comunitario y gubernamental. Estos desafíos se han manifestado de diversas maneras que incluyen desalojos forzosos, desempleo, cultura y tradiciones, despojo de la tierra y del hogar a través de proyectos gubernamentales, todo ello sumado a la falta de participación en espacios democráticos.
Lideresas de WLRM después de una reunión. Source 2: Pamoja Trust, 2019
Es en este contexto donde Pamoja Trust, organización de la sociedad civil en Kenia, se ha comprometido a desarrollar enfoques y modelos que promuevan el derecho a la ciudad para todos y todas, incluidas las mujeres y otros grupos en situación de vulnerabilidad. La organización intenta promover la mejora y la consecución de la seguridad de la tenencia de la tierra, basándose en la experiencia de la aplicación de herramientas y enfoques adecuados a su finalidad.
Una de estas estrategias favorables y con perspectiva de género es la formación de estructuras dirigidas por mujeres para abogar por un cambio impactante en los derechos a la tierra de las mujeres. De este modo surge el Movimiento de Mujeres por el Derecho a la Tierra, que ha ampliado la voz de las mujeres que viven en asentamientos informales en Kenia, especialmente en lo que respecta a la planificación y el diseño de los espacios que ocupan.
El Movimiento de Mujeres por el Derecho a la Tierra surge como un espacio a través del cual se amplifica la voz y la participación de las mujeres y se hacen visibles las desigualdades e injusticias de las mujeres con respecto a la tierra.
Compuesto por un colectivo de mujeres que representan a las dos ciudades más grandes de Kenia, el movimiento constituye un espacio activo de compromiso, participación e influencia de las prácticas y políticas con perspectiva de género en la gestión y administración de la tierra. Este espacio posiciona activamente a las mujeres para que tomen parte en la toma de decisiones a favor de la igualdad de género, participando en las intervenciones de desarrollo del gobierno.
El Movimiento de Mujeres por el Derecho a la Tierra participa, entre otros, en los procesos de planificación urbana, para determinar la planificación de sus espacios, así como para influir en las prioridades de los servicios urbanos. Esto se ha integrado en lo que se define como la metodología de planificación adaptativa, que pretende superar las barreras de la planificación convencional y trasladar esencialmente el poder de planificación a las comunidades y, en particular, a las mujeres. Con ello, las mujeres se encuentran en posición de participar colectivamente, amplificar sus voces y preocupaciones, así como influir en las decisiones en los procesos de planificación urbana.
Gracias a la participación del movimiento de mujeres en estos procesos de planificación, hay una mayor garantía de que se preste atención a las cuestiones de género, que abarcan un amplio espectro de temáticas clave que incluyen desde las oportunidades de empleo, educación, la participación en los espacios democráticos, la discriminación, la seguridad, las oportunidades de ingresos y la violencia de género. El empoderameinto de las mujeres y su participación en la toma de decisiones incentive que los planes emergentes sean capaces de responder a estos temas de una manera más inclusive y justa.
La agenda de mujeres por la ciudad en América Latina; una agenda que aboga por una ciudad compartida, con derechos e igualdad de género
¿Por qué no borrar la concepción de ciudad que temenos e imaginar una ciudad feminista? El Proyecto “Voces de mujeres diversas por ciudades seguras, inclusivas y sostenibles” nace con esta propuesta, la de escuchar de las mujeres cómo sería una ciudad que les pertenezca y garantice sus derechos.
CISCSA es una ONG sin fines de lucro con sede en la ciudad de Córdoba (Argentina). Fotos: Bahía Flores y CISCSA
Esta iniciativa lanzada en marzo de 2019 con la Red Mujer y Hábitat de América Latina implicó a vecinas de diferentes barrios populares de la Ciudad de Córdoba, Argentina, convocadas por CISCSA – Ciudades Feministas, junto a otras cinco organizaciones latinoamericanas (Corporación SUR de Chile, Asociación AVP de Colombia, Centro Flora Tristán de Perú, Colectiva Feminista de El Salvador y Fundación Guatemala).
Gracias a las mujeres implicadas en este ejercicio conjunto desarrollado a través de ejercicios de reflexión, surgió un proceso con aportaciones diversas y enriquecedoras de trayectorias de participación y pertenencia a organizaciones feministas o grupos. El resultado es la Agenda de mujeres por la ciudad en América Latina, un documento de incidencia que avanza en temas como ciudades sin violencia hacia las mujeres; movilidad urbana con enfoque de género; servicios y equipamientos para la vida cotidiana; autonomía económica para las mujeres; políticas y programas con enfoque de género; la paridad como horizonte; integración social de mujeres migrantes, desplazadas y refugiadas; y abordaje de riesgos ambientales.
Con esta iniciativa, se pretende enriquecer debates en torno a los derechos de las mujeres a la ciudad, sistematizando sus demandas para la elaboración de propuestas que permitan incidir en la instalación de una mirada feminista sobre las ciudades y las experiencias de las mujeres y las diversidades en las ciudades.
Intervención en el espacio público/común para construir ciudades que defiendan el derecho a decidir : “Nuestro cuerpo, nuestro primer territorio”
Otra experiencia latinoamericana es la que la Comisión de Hábitat Géneros y Feminismos de HABITAR Argentina realizó en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el 13 de junio de 2018. Se trató de una intervención en el marco de la Vigilia por el Aborto Legal acompañando a la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito. Este evento se desarrolló durante la votación en la Cámara de Diputados de la Nación del proyecto de ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo.
Imágenes de Macarena Vergara – SEDECA – Comisión de Hábitat, Géneros y Feminismos de HABITAR Argentina.
Créditos: Comisión de Hábitat, Géneros y Feminismos de HABITAR Argentina.
La actividad se centró en un intercambio abierto con las personas que se acercaron para (re)pensar la ciudad. El objetivo fue redefinir la ciudad de manera crítica y propositiva en la construcción de Ciudades Feministas respetuosas del Derecho a Decidir sobre nuestros cuerpos y de nuestros modos de habitar los territorios.
Se visibilizaron las demandas feministas en una cartelera que tomó el espacio de manera tridimensional y hasta el asfalto ilustró contribuciones como. “Pienso, siento y vivo constantemente las consecuencias de nuestra sociedad como no poder salir sola, como ser acosada constantemente. por eso digo: ¡¡Basta!!”.
El resultado fue un espacio sororo y diverso donde participaron compañeras provenientes de Córdoba, Santa Fe, Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur, Mendoza, Provincia de Buenos Aires, Ciudad Autónoma de Buenos Aires y de otros países hermanos como Chile, Colombia y Ecuador.
Desde lo colectivo en el espacio público-común se incidió políticamente, tanto en la agenda parlamentaria como en la social-pública. Al generar el encuentro de perspectivas, quedaron en evidencia las inequidades y violencias de género contra las que las mujeres tiene que seguir luchando, marchando y organizándose.
Promover los derechos de propiedad y de herencia de las mujeres – Una experiencia en Camerún
Una vulneración del derecho de las mujeres a la ciudad identificada por la CONGEH – Coalition des ONG et OCB du Cameroun Oeuvrant dans le Domaine des Etablissements Humains, una coalición de organizaciones que trabajan en el ámbito de los asentamientos humanos en Camerún, es el derecho de acceso a la tierra.
La CONGEH intenta ofrecer soluciones para remediar esta vulneración de derechos, en un contexto legislativo no favorable. Una de esas soluciones es el acompañamiento de las mujeres en las comunidades de base para establecer certificados de matrimonio oficiales (no sólo consuetudinarios) que les permitan, cuando compren una parcela con su marido, solicitar un título de copropiedad (aprovechando así una disposición de la ley camerunesa sobre la tenencia de la tierra). Se trata así de dar a la mujer la posibilidad de reclamar su derecho a esta parcela cuando sea necesario.
Feminismo urbano, un caso de Jordania
Cualquier persona, desde su posición, puede tener un impacto positivo en el medio ambiente, siempre que esté dotada de una amplia conciencia medioambiental, y esto es exactamente lo que busca la campaña de sensibilización “Ella por el Medio Ambiente” (“She for the Environment“).
Esta campaña de concienciación lanzada por Dibeen Association for Environmental Development (Asociación Dibeen para el Desarrollo Medioambiental) con el fin de difundir la importancia de involucrar a las mujeres en el trabajo medioambiental. Además, la campaña destaca las dificultades a las que se enfrentan las mujeres a la hora de trabajar dentro de sus áreas locales por un mayor cuidado del medio ambiente. La campaña generó una amplia cobertura, a través de artículos y difusión en redes sociales sobre la importancia del empoderamiento de las mujeres en la toma de decisiones medioambientales.
El impacto de la campaña se mostró con el cambio generado con los-as voluntarios-as de la misma. Tras la campaña se vio un cambio en sus opiniones y posiciones sobre la importancia del acceso de las mujeres a los puestos de toma de decisiones en materia de medio ambiente, pasando de ser personas que no habían oído hablar de esta propuesta antes, a ser firmes defensores y defensoras de este principio.
Construyendo la fuerza social en todo el mundo para lograr un enfoque feminista del hábitat
En esta línea de transformar el modelo actual de ciudades y territorios, estas iniciativas buscan romper las desigualdades y todos los retos socioeconómicos que incluyen el acceso a la tierra y a la vivienda, retos que se ven agudizados para las mujeres en el mundo entero. Ya sea desafiando las legislaciones, escuchando de las mujeres cómo viven la ciudad o reivindicando su papel en la toma de decisiones, estas prácticas llevadas a cabo en contextos y rincones completamente diferentes del mundo, construyen y alimentan puentes entre diferentes geografías que se enfrentan a retos y respuestas similares. Todas ellas comparten aspectos comunes: actuar de forma transformadora ante las injusticias y visibilizar el papel de la sociedad civil en la exigencia de la garantía de los derechos humanos relacionados con el hábitat para todas las personas. Algo que no se puede conseguir sin un enfoque feminista del hábitat.
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Artículo publicado originalmente en el número 23 «Urbanismo feminista» de la revista de estudios urbanos y territoriales Crítica Urbana. Para ver la revista completa, haga clic aquí.
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